Ya somos 14 las mujeres de Oriente Medio y África, las que nos hemos reunido gracias al programa Un altavoz para el silencio, por el que hemos creado una red de periodistas con conciencia de género, para denunciar las injusticias que seguimos padeciendo por ser mujer. Esta particular torre de Babel está siendo tremendamente enriquecedora por la interculturalidad, las distintas miradas que proyectamos sobre problemas conjuntos y especialmente por constatar en primera persona que debajo del velo, del color de la piel, o de la lengua hay personas que sienten con la misma intensidad que cada uno de nosotros. Una obviedad que en demasiadas ocasiones se nos olvida.
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